jueves, 15 de mayo de 2014

KRISHNA es Autócrata, déspota y mentiroso

Dios no es un rey constitucional, sino un autócrata. Trabajar para un autó­crata es el concepto más elevado del sacrificio. ¿Qué grado de desinterés y valor se necesita al trabajar para un autócrata, un déspota, un mentiroso que trama cualquier cosa? No sólo eso; tal es Su posición normal. No es un tem­peramento pasajero, sino Su naturaleza interior eterna. Krishna es un autócrata debido a que la ley emana de Él. Un autócrata está por encima de la ley. La ley hace falta cuando son muchos, pero no cuando hay uno solo. Krisha es un déspota, pero al mismo tiempo Él es el Bien Absoluto. El mundo saldría per­diendo si en algo restringe Su despotismo. La bondad tiene que fluir plena­mente. ¿Eso está mal? ¿Puede haber alguna objeción? La bondad debe tener la libertad de fluir por todo lugar. Si decimos que Dios es el bien absoluto, ¿qué perdemos entonces dándole autocracia? ¿Debe la autocracia estar con los necios e ignorantes? No, el Bien Absoluto debe poseer autocracia plena; no es que la ley vaya a atar Sus manos, pues en ese caso saldríamos perdiendo. Y a fin de atraernos, Krishna miente, debido a que no podemos comprender toda la verdad, Krishna se ha convertido en un mentiroso, para atraernos poco a poco hacia Él.
Antes que nada debemos comprender que Krishna es sólo bondad y en con­secuencia, todo lo que emana de Él tiene que ser bueno, si hay algún defecto, está en nosotros, somos usurpadores; Él no es un usurpador, sino que exhibe eso como Su lîlâ, Su juego. Todo le pertenece, por eso no hay falsedad, Él dijo: “Hágase la luz” y hubo luz; “Hágase el agua” y hubo agua. ¿Cómo puede haber falsedad en Él si posee semejante potencial?
Tenemos que sacrificarnos por Krishna, porque Él es el amor, la belleza y la bondad absoluta. Se necesita fe y desinterés a un grado tan alto. Si acepta­mos conciencia de Krishna como nuestro ideal más elevado, tendremos que sacrificarnos mucho; pero sacrificio significa vida: “Morir para vivir”. No hay pérdida en el sacrificio, entregándonos sólo podemos ganar.
Así pues, el kîrtana, la prédica, ha sido aceptada como el medio para llegar al fin. Hay tantos métodos mediante los cuales podemos acercarnos con kîrtana a las almas de este mundo: De persona a persona, a través de libros y ejecutando sankîrtana, cantando el Santo Nombre en congregación. Ayu­dando a otros nos ayudamos a nosotros mismos; fomentamos nuestra fortuna y nuestra fe. Nuestro kîrtana no bendecirá sólo a los demás, sino que nosotros también nos beneficiaremos eternamente.


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