viernes, 2 de mayo de 2014

EL BRAHMANA LEPROSO

Kaviraja Goswami cita una referencia histórica de los Puranas.

Había una vez una esposa muy casta cuyo esposo brahmana era leproso. Ella siempre se esmeraba en servirle. Cierto día, mientras bañaba a su esposo en un río sagrado, él se sintió cautivado por la exuberante belleza de una prostituta. Ella poseía el brillo y la belleza de cien mil diamantes. El brahmana leproso se sintió irresistiblemente fascinado por ella.

Al regresar al hogar, su casta esposa pudo detectar alguna insatisfacción en su esposo y preguntó:
v ¿Por qué te sientes tan infeliz?
v Sentí atracción por la belleza de esa prostituta. No puedo apartar mi mente de ella - contestó el esposo.
v ¡Oh! ¿La quieres?
v Sí, la quiero.
v Entonces trataré de hacer los arreglos.
Debido a que era muy pobre, la casta mujer, a pesar de ser una brahmana calificada, comenzó a ir a la casa de la prostituta todos los días para trabajar como sirvienta. Aunque era de linaje aristocrático, aceptó trabajar sin remu­neración alguna. Ella llevaba a cabo sus deberes con tanta diligencia que atrajo la atención de la prostituta, la señora de la casa, quien comenzó a indagar:
v ¿Quién limpia todo de una manera tan pulcra?
 Así llegó a saber que la dama brahmana venía cada mañana y realizaba las tareas domésticas.
v Tratamos de detenerla, pero no hizo caso. Quiere conocerla a usted -dijeron las otras asistentes.
v Está bien. Mañana pueden traerla ante mí.
A la mañana siguiente, cuando fue llevada ante la prostituta, la dama brahmana expuso su motivación interna:
v Mi esposo se siente tan atraído por usted que deseo pueda satisfacerle. Como su devota esposa, quiero que esté satisfecho y ésta es su aspiración. Quiero verle feliz. La prostituta comprendió todo y dijo:
v Bien. Tráelo mañana. Los invito a ambos a cenar en mi casa.

El mensaje le fue transmitido al brahmana y ambos fueron al día siguiente. Se prepararon muchos platos adecuados para la ocasión. Fueron servidas dos entradas. Una de ellas era prasadam (alimentos ofrecidos a Dios) sobre una hoja de plátano acompañado de agua del Ganges en un recipiente de barro, alimentos puramente vegeta­rianos. Al lado, en recipientes de oro y plata, se sirvieron carnes y otros plati­llos opulentos, en un exquisito arreglo de mesa con bellos asientos. De las dos clases de alimentos, una era sattvika (pura) y la otra rajasika, (llena de pasión). Con manos juntas, la prostituta invitó al brahmana y a su esposa, señalando:
v Esto es bhagavata - prasadam y aquellos son ricos platillos preparados con carnes. Pueden tomar lo que deseen, de acuerdo con su dulce voluntad.
De inmediato, el brahmana leproso escogió el prasadam y se dispuso a comer. Cuando hubo terminado de tomar prasadam, la prostituta dijo:
v Tu esposa es como este prasadam, sattvika (pura) y todas estas cosas, rajasikas (llenas de pasión): Carnes, platillos opulentos, oro y plata, son como yo.
Soy muy baja y tu esposa es lo más puro. Tu verdadero gusto se siente atraído por este prasadam sattviko.
Externamente la carne es muy vistosa, pero internamente es muy impura e inmunda. Por eso te repugna. Entonces, ¿a qué has venido aquí?
v Sí, estaba equivocado. Dios me ha enviado un mensaje a través de ti.
Mi efímero deseo se ha desvanecido y ahora estoy satisfecho. ¡Tú eres mi Gurú! - El brahmana recobró su sentido común.


Sólo podremos descubrir nuestra riqueza interior con la ayuda de los sadhus, el Gurú y las Escrituras. Nuestra visión debería percibir que todo es néctar, pero que hemos corrido una pantalla entre nosotros y el néctar y estamos ingiriendo veneno pensando que es muy provechoso. Por lo general, debemos pensar que no se debe culpar a los demás y de hecho es la verdad. Nosotros somos responsables de nuestra desgracia, de nuestra caída condición. Y el sendero del perfeccionamiento del propio ser es similar: Tenemos que aprender a hacer un juicio crítico de nosotros mismos y apreciar el medio ambiente. En especial, nuestro aprecio debe ser para Krishna y Sus devotos y gradualmente para todos los demás. Él no le ha dado a nadie autoridad para hacernos daño. Si así lo parece, sólo es superficial y engañoso. Es falso pensar que alguien puede hacernos mal. Solamente es cierto en el plano superficial. Por supuesto que esto no justifica el hacer daño a otros ni ignorar la opresión; pero desde el punto de vista absoluto, no hay daño alguno. Cuando alcancemos la etapa más elevada de la devoción, veremos que todo es amigable y que nuestro recelo era infundado. Era un concepto erróneo.
El concepto erróneo de  maya, significa “aquello que no es” (mriyate anaya). Cuando todo se mide desde el punto de vista del egoísmo y no del interés universal, ello es la causa de todos nuestros problemas. Gradualmente debe­mos comprender: “Mi punto de vista era guiado por consideraciones egoístas, no absolutas. Como resultado de esto, sufro. Sin embargo, ahora he llegado a comprender que mi interés está incluido dentro del interés absoluto”.
  Parodiando un viejo refrán: “Un mal trabajador pelea con sus herramien­tas”. Nosotros generamos el medio ambiente de acuerdo con nuestro karma. Aquello que yo culpo fue causado por mi propio karma. Cuando ingiero alimentos, los excrementos vienen como una reacción natural. Sería necedad culpar a los excrementos por hacer su aparición. Es el resultado de haber comido. De forma similar, yo he actuado de diversas maneras y el resultado kármico es mi medio ambiente actual. Así pues, reñir con la reacción de nuestros propios delitos es malgastar inútilmente nuestras energías.
El consejo del Srimad-Bhagavatam debe ser nuestra guía en toda circuns­tancia. Todo lo que nos acontece cuenta con su autorización, con su visto bueno; por lo tanto, sólo puede ser favorable.
Todo es perfecto. La única imperfección está en nosotros y por lo tanto, con todas nuestras fuerzas, debemos tratar de cumplir con nuestro deber. En un abrir y cerrar de ojos descubriremos que nos hemos liberado de todos los problemas. Ese es el consejo fundamental del Srimad-Bhagavatam.

Esa debe ser la actitud de un verdadero devoto de Krishna. Con esta disposi­ción, podremos ver dentro de nosotros mismos que en última instancia todo es parte del Bien Absoluto. Aunque no es muy fácil, aun así nuestra energía debe ser dirigida exclusivamente a recabar la buena voluntad de las circuns­tancias externas. Debemos tratar de ver las cosas de tal manera, que se puri­fique nuestra posición.



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